En una jornada que contó con la complicidad del clima, el Haras Lef Kawell realizó con éxito la 4ta. edición de su venta anual. Fue en las instalaciones del emblemático Haras Cabo Alarcón, hoy la sede de la cabaña de Carlos Munarin, que le contagió su mística para desplegar la magia del turf en el día del bicentenario de la independencia patria. El precio máximo fue alcanzado por Easing Star (Star Dabbler), por la que Mario Rossi abonó la suma de $240.000, y así la zaina pasará a revistar bajo las órdenes del entrenador neuquino Ariel Dotzel.
Los 17 productos que subieron al ring de ventas fueron vendidos, estableciendo un precio promedio de $124.000; un éxito rotundo desde lo económico, pero aún más desde lo que se vivió durante el evento. El reencuentro entre amigos, distendidos al estar lejos de un domingo de turf, la cálida ambientación a cargo de María Luz, el almuerzo de nivel superlativo a cargo del catering de la familia Franco, la presentación de Fernando Rodas y sus tangos, el emocionante relato de Gomita y una definición de un imaginario Pellegrini neuquino entre los hijos de Art Master (arrancando la emoción y el aplauso de los presentes), las palabras del anfitrión y el paso, uno a uno, de sus productos que iban dejando una huella difícil de empardar.
Nos tocó vivir, me sentí un privilegiado y me identifico con los que sentían lo mismo, un evento que va a marcar un antes y un después en las ventas regionales; de esos eventos que vamos a transmitir de boca en boca, cada uno de los que se fue hoy multiplicará voces entre sus amigos, y que pondrá a Carlos y María Luz en el compromiso de redoblar la apuesta para la edición 2017.
Los criadores de sueños fueron acompañados por algo más de 150 personas que dejaron en la taquilla $2.100.000 y monedas… pero repito, al igual que todo lo que rodea a la vida detrás de un caballo de carreras, la magia de este edición tuvo su punto más alto en las vivencias que quedaron grabadas a fuego en nuestra memoria.
Los sueños se hacen realidad, por si alguien aún duda de ello…
Pablo Pino